Francis Responde - 21

Francis Lucille

Mi niñez se vió gratificada con luz y experiencias espirituales y hasta con observaciones desde fuera del cuerpo. Si ningún tipo de cuidado externo o simplemente sin alguien en quién confiar, éstas se disolvieron en el transfondo. A los 18 años me envenené y tuve una experiencia cercana a la muerte que me permitió volver a verme a mí misma y a experimentar la oscuridad como una entidad llena de actividad y desde el punto de vista de una órbita de luz magnífica, de saberlo todo, de serlo todo, completamente satisfactoria, solo el ahora presencia. Al continuar viviendo mi existencia física, esto también volvió a quedar en el transfondo de mi existencia. Conocer, vivir y compartir la verdad ha estado siempre en el centro de mi corazón, y durante los últimos 3 años he tenido tiempo para empezar a dedicarme y experimentar los regalos de atención y abandono, pero no he experimentado la habilidad de observarme otra vez o estar en la maravillosa luz de la omnisciencia. Si pudiera añadir algo le estaría muy agradecida. Paz, Diane

Querida Diane,

¿Has cesado de ser tú esta Presencia que conociste durante la experiencia que tuviste a los 18? ¿No es esta misma Presencia la que está percibiendo estas palabras ahora mismo? ¿Hay dos “tu”, uno que percibe y otro que es percibido? Durante aquella revelación se experimentaron dos cosas, una que era impermanente, y se ha desvanecido, dejándote con el deseo de estar otra vez en aquel estado, y una que es eterna, siempre verdad, y que fue el verdadero regalo que se te dio en esta revelación. Era un diamante puro y transparente que vino en una caja preciosa pero frágil, las circunstancias objetivas que acompañaron esta experiencia. Y ahora, como un niño que todavía tiene el diamante en sus manos, sin entender su valor, lloras por la pérdida de la caja sin valor. Encuentra el diamante.

Afectuosamente,

Francis

Traducido por Carmen Areitio

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